UNA HISTORIA DE AMOR

UNA HISTORIA DE AMOR

Todas las personas guardan en sus corazones alguna que otra historia de amor. Cada uno vive la suya de numerosas formas, tantas como tipos de amores existen. Desde el primer amor, hasta el amor descontrolado. Desde el amor cautivador, hasta el amor patológico. Este que suscribe, también tiene su historia.

El amanecer de aquel día era plomizo, amenazaba lluvia, la ligera brisa acariciaba el rostro, una brisa fresca, agradable. Supongo que siempre había estado allí, pero aquel día quizá por azarosos caprichos de la vida, algo hizo que me detuviera a observarla. Entre las grises nubes se colaban algunos rayos de sol provocando una iluminación que indiscutiblemente resaltaban su belleza, su demoledora belleza. Supongo, que fue aquel momento en el que quedé rendido a ella. Allí estaba, aparentemente inmóvil, serena, contagiando tranquilidad y viendo pasar la vida ante sí misma.

No podía ser de otra forma, evidentemente hinqué la rodilla ante la situación. Aquel no podía ser un amor acotado en el tiempo, ni siquiera un amor pasional. No merecía ser un amor tan imperfecto. Preferí que fuera un amor imposible y con ello sería un amor eterno, que perdurase a lo largo del tiempo, siempre estable, permanente.  Un amor dolorosamente inconquistable a cambio de un amor ilimitado. Así han ido pasando los días y los años, sabiendo de su existencia y conformándome con poder verla algunos días. A veces, desesperado por su imposibilidad pero reconfortado por la esperanza que da saber que al día siguiente seguirá allí.

Ahora se avecinan momentos complicados, soy conocedor que su presencia pende de un hilo. Serán algunos detalles los que la condenen a dejarnos o finalmente la ate a nosotros definitivamente. El siempre delgado equilibrio que separa la vida y la muerte, lo presente y lo pasado. No obstante, espero que en cierto modo la reconforte saber que al igual que yo, otros enamorados -seguro que los tiene- esperan que todo sea un mal sueño y al final otra vez se exhiba exultante, lozana y hermosa como siempre.

  También es momento de esperanza y de confianza en aquellos a los cuales el destino les ha señalado para interceder en su futuro. Supongo que será una carga cruel pensar que no hacen lo suficiente por su salvación. La historia dejará su impronta, héroes o villanos. Siempre existe un rincón donde las generaciones futuras descubren las verdades sobre las miserias de las mentiras presentes.

Por tanto, mi querida y amada dama, Sierra de Esparteros, espero que mi corazón siga palpitando con fuerza cada vez que me deleite mirándote. Serían insoportable los amaneceres sin tu presencia. Mantengo esa ilusión y -que puñetas- exijo mantenerla, todo lo contrario es llevar a la tristeza y desolación nuestros paisajes.

Finalmente, si eres condenada a muerte, mis ojos se posarán donde siempre estuviste, se tornaran vidriados por las lágrimas. Mientras el dolor, como afilados puñales clavados en el corazón, dará paso al odio hacia aquellos traidores que permitieron perder mi amor imposible. Mi querida y amada dama, mi Sierra de Esparteros, mi Sierra de Morón.